Yo recuerdo haber dicho que “cuando tuviera 30…” ahora que casi llego a los 34 me pregunto a dónde quedaron todos aquellos planes ¿realizados, inconclusos o solo fueron determinantes fantasías? Ahora, a escasos días de mi cumpleaños (pretexto para que se enteren, se aceptan regalos), sigo sin planes por una simple y sencilla razón: ya no los hago (dicen que: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes), vivo cada día plenamente; felíz o infelíz, deprimido o entusiasta; a veces, me siento como Mimi Márquez (La Tabledancer del musical RENT), cantando bajo el balcón del departamento de Roger,su amado músico, en medio de la noche helada, esperando un tibio latido de su corazón congelado (¿olvidé decir que RENT es un musical generacional?).
Yo nací en 1975, soy parte de la famosa “Generación X”, la generación setentera, la primera que se divirtió con video juegos y caminaba con su walkman (el original de SONY), la que descubrió su sexualidad ante la amenaza del SIDA, la generación que adoptó el “divorcio” y que creció viendo como algunas familias de nuestros amigos se disolvían hasta convertirse en bichos raros, de los que veíamos a escondidas el cine de ficheras y fuimos testigos del derrumbe de las gigantescas salas de proyección, testigos también del auge del porno, del desarrollo del Windows, del nacer y crecer del internet, somos la generación de la experimentación, de la que se dice no tiene identidad propia, donde no había nadie que respondiera, la de los niños que corrían por las calles y caminaban entre los charcos de agua cuando llovía.
Soy parte de la generación que rompe el enlace entre la actualidad con la generación de los 60´s; quienes nacieron en esa década esperaban que nosotros (los de los 70’s), continuáramos en pié de lucha por lo conseguido, más no fue así, decidimos esperar y nos dedicamos a divertirnos, a ser niños y adolescentes, jugábamos a descubrir, a entender a los hippies, a los drogos, a los chavos banda y a las Drag Queens; a escuchar rap, rock, heavy metal, grunge y rendir tributo a Nirvana, Gun´s N´Roses, Bon Jovi, Metallica (rooooooocks!!), Poison, Kiss, Def Leppard, Police, Aerosmith, Caifanes, La Maldita, Neón, a los Tacubos, Nacha Pop, Soda Stereo, Los Enanos Verdes, Maná, Fobia, La Lupe, La Cuca y La Castañeda (algunos de ellos naciendo, otros creciendo y de algunos más desapareciendo); Jugábamos a crecer, no precisamente a madurar ni a ser sabios. Leí en una nota de Edgardo Reséndiz (Gran amigo e inspirador con sus textos): “…Pero algo de mi niñez se perdió en medio de esa caótica realidad cambiante…” Si, le doy la razón, se perdió la infancia, la infancia en su concepto más completo…pero ese hueco lo llenaron muchas otras cosas.En lo personal, tengo mucho que agradecerle a las generaciones anteriores: Les agradezco la paciencia, la sabiduría, el conocimiento compartido. Sin las generaciones anteriores tan cerca de mi (esa cercanía representada por mi familia), sería un ignorante. “Thank You For The Music” Respondería sin duda si me pidieran unas palabras para las generaciones anteriores y a la mía propia; Por que crecí rodeado de música en LP´s de acetato, de 33 y 45 RPM. Cientos de géneros, miles de cantantes.
Ví romperse los acetatos y compré mi primer CD. Dejé de escribir cartas y abrí mi cuenta de e-mail. Voté por el cambio y he visto un partido político diferente en el poder (aunque del cambio, ni sus luces; han de disculpar pero también soy crítico). Viví el paro de la universidad Nacional (grave vergüenza en nuestra historia). No cabe duda de que soy un clásico…si, como los vehículos clásicos de colección, porque soy único e irrepetible, sobreviviente de la “postmodernidad” y la búsqueda de la espiritualidad por cualquier medio, del desencanto de las nuevas generaciones por lo realmente valioso…al parecer ahora necesitan de un golpe con un mazo en el hombro para llamar su atención, creo que en las nuevas generaciones la identidad es parte de una imitación, por un ser como alguien más, yo no necesito ser “Emo”, “Darketo” “Trasher” o “Grafittero” para expresarme, para mostrarme tal cual soy, como una persona parte de una institución social, a las cuales, los jóvenes entre 14 y 20 les presentan su renuncia cada día.
Yo no sé si existan generaciones mejores que otras, o si una sola generación ha superado a las demás. Pero sé que mi generación no es la peor de todas, ni la culpable de la devaluación, de la falta de empleo o de que no exista un personaje destacado de mi camada; lo único que me queda claro, al igual que a Edgardo, es que mi generación también está marcada por un legajo de nostalgia. En mi generación, al igual que en otras, hemos sido los pioneros en muchísimas cosas, aunque ni nosotros mismos como generación estemos enterados.Tal vez porque todo nos parece tan “Equis”.
(Y creo que pase lo que pase, seguiré bailando las canciones de Timbiriche en cada ocasión que se me presente).
P.D. Ed: La parte que nos falta, es aquella que hemos entregado con el corazón sin esperar nada a cambio.
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