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jueves, 13 de septiembre de 2012

De casualidades y causalidades


En uno de esos lugares de mala nota –acompañado de excelente calor humano y amistades entrañables-, dos personas me contaban una pequeña parte de su historia de vida juntos como pareja: Se conocieron hace dos años en un viaje donde cada uno de ellos y por separado, no tenían absolutamente nada planeado y que, luego de aquella casualidad en aquel entonces y hasta ahora, hacen una vida en común, compartiendo sentimientos y objetivos; al día siguiente –dentro de un centro comercial-, yo pensaba precisamente en eso que llamamos “casualidades”, más allá de que se trate de una simple combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Meditaba sobre dicho tema  y en que, generalmente,  muchas de las cosas que suceden por casualidad en este mundo no me suceden a mí, que creo que no me he permitido disfrutar de que las cosas avancen despacio y sin desesperarme –la impaciencia me ha dado de periodicazos varias veces-, ya que regularmente decido vorazmente sobre lo que quiero y en un arrebato me abalanzo sin importarme el resultado, aún así, siempre esforzándome porque éste resulte favorable.
Hoy vi una casualidad muy de cerca: quería encontrar la razón de porqué a mí jamás me pasaban cosas –como ya lo mencioné- como las que cientos de personas cuentan…y algo, o alguien me dio un ejemplo. Por lo tanto, hoy he resuelto vivir las casualidades, disfrutarlas y convertirlas en causalidades para obtener un resultado, claramente y previo realizar un plan de vida para hacer frente a todo lo que conlleva.