Es lamentable esperar a que uno, dos, o tal vez tres grupos de teatro de instituciones educativas se presenten en el Festival De Teatro Estudiantil en Torreón, Coahuila, para así, poder considerarlo un evento importante en la región de la comarca lagunera; dicho certamen celebra este año su edición número 22, en el mismo recinto donde en la mayoría de los casos, los elencos solo se presentan por única ocasión cada año: El Teatro Isauro Martínez. Dicho sea de paso, este evento es el único sobreviviente de las actividades que realizan en conjunto preparatorias y universidades (tanto públicas, como privadas), e instituciones culturales, con el patrocinio de una mundialmente famosa compañía de refrescos. Luego de la desaparición desde hace ya varios años del Festival Estatal De Teatro De Coahuila, el mencionado certamen teatral estudiantil es lo único que en esta región sobrevive como evento cultural de larga duración.
El festival es un evento que no tiene que sostenerse o considerarse importante por el trabajo que solo unos cuantos realizan, debe considerarse, organizarse y realizarse como lo que fue en antaño: un evento de gran importancia, con obras teatrales de calidad, de formación artística y muestra del talento histriónico.
Desde mi punto de vista, al día de hoy, el evento sirve solamente para que algunos digan orgullosamente: "Yo me presenté en el Teatro Isauro Martínez" (viviendo solamente del pensamiento de lo que podrían hacer en teatro y no como realizadores del arte teatral), restando importancia a la calidad de las puestas en escena y a la preparación de los actores (sí, que deben considerarse actores, no solo estudiantes), presentando obras sin alguna propuesta escénica novedosa, desde cualquier punto considerado como creativo, grupos que representan a escuelas de donde los elencos no son estudiantes; orillando así, a que el público se aleje del teatro y que, por el otro lado, los directores de larga y reconocida trayectoria lo piensen dos veces, antes de aceptar su participación en el certamen.
Es una pena que el festival en su gran mayoría de repertorio ya no sea estudiantil, que ahora no sea más que un aparador mal diseñado, que no muestra nada nuevo, ni mejorado.
El teatro escolar o estudiantil también es teatro y merece todo el respeto de quienes nos dedicamos al arte teatral. Lamentablemente, no todos los que se presentan en el festival de teatro estudiantil (que considero apenas y sobrevive, gracias al esfuerzo de algunos), tienen el mismo respeto, sentimiento y profesionalismo requerido para dedicarse a ello.
Mayo 16 de 2015.
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